El espejo del cofre
Cuento anónimo chino
Cuento anónimo chino
A la vuelta de un viaje de
negocios, mientras regresaba a su casa, un hombre se detuvo en el camino y entró en una tienda.
Allí encontró un extraño objeto que nunca antes había visto, ni podía determinar qué era. Pero precisamente esa
ignorancia le hizo sentir atracción hacia ese objeto, pues
creyó reconocer en él la cara de su padre. Maravillado lo compró y, sin decir
nada a su mujer, lo guardó en un cofre que tenían en el altillo de la casa.
De tanto en tanto, cuando se
sentía triste y solitario, iba a "ver a su padre". Subía al altillo,
abría el baúl y se sentaba a contemplar su extraño objeto.
Pero su esposa lo encontraba muy afectado cada
vez que lo veía volver del desván, así que un día subió al desván para
averiguar qué era lo que hacía su marido allí dentro. Sin que él lo advirtiera se
dedicó a espiarlo. Observó cómo abría el cofre y se se quedaba mucho tiempo
mirando dentro de él.
Al día siguiente cuando el marido partió rumbo a
su trabajo, la mujer subió las escaleras
y abrió el baúl. También ella se
encontró con un extraño objeto que desconocía. Y le pareció ver en él a una mujer cuyos rasgos le
resultaban familiares pero no lograba saber bien de quién se trataba.
Cuando el marido regresó por la tarde surgió una
gran pelea matrimonial, pues la esposa decía que dentro del cofre había una
mujer, y el marido aseguraba e insistía que allí estaba su padre.
En ese momento, pasó por la puerta de la casa un monje muy
venerado por la comunidad, y al verlos discutir quiso ayudarlos a poner paz en
su hogar. Los esposos le explicaron el dilema y lo invitaron a subir al desván
y mirar dentro del cofre.
El monje entonces, pidió subir al altillo para mirar dentro del baúl. Ambos aceptaron, pues deseaban conocer la opinión de un
tercero, y lo acompañaron escaleras arriba.
Cuando el monje levantó la tapa del baúl, una
sonrisa dibujó su cara. Y ante la sorpresa del matrimonio, les dijo que no
había de que preocuparse y les aseguró que en el fondo del cofre quien
realmente reposaba era un monje.
FIN
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